El propietario de la firma financiera Berkshire Hathaway respaldará la compra, cuyo precio se ha fijado en algo más de 11.000 millones de dólares. Buffet pondrá 3.000 millones de dólares con los que recibirá a cambio acciones preferentes que le reportarán un dividendo que, a juzgar por su interés en la transacción, tiene visos de ser bastante apetecible.
Pero en esta ocasión, el avezado inversor tampoco caminará solo. Lo hará junto a la que parece que se ha convertido en su compañera de baile favorita a la hora de salir de compras por el mercado. Se trata de la firma de capital privado brasileña 3G Capital, con la que ya realizó la adquisición de Heinz hace un año y medio,firma por la que desembolsaron 28.000 millones de dólares. De este modo, Buffett da un paso más en su estrategia de inversión en el sector de la alimentación y pasa de la salsa a la carne.
Cabe destacar que la firma brasileña ya posee el 70% de las acciones de Burger King, con lo que ahora se hará con el 51% de la nueva compañía que surja de la integración con Tim Hortons, la cual tendrá unos 18.000 establecimientos repartidos por todo el mundo y unas ventas de unos 23.000 millones de dólares.
Otros dos conocidos de Buffet financiarán la compra: JP Morgan y Wells Fargo, las entidades que ya hicieron realidad la compra de Heinz. Por tanto, se trata de los mismos protagonistas pero compartiendo un escenario distinto.
Los accionistas de Tim Hortons recibirán 65,5 dólares canadienses en efectivo por cada uno de sus títulos y 0,802 nuevas acciones de la nueva sociedad que se va a constituir, que tendrá su sede social en Canadá, un factor que no ha estado exento de polémica.
Canadá, un destino con menos impuestos
El hecho de que el 'nuevo' Burger King vaya abandonar su sede de Oakville (Miami) para ubicarla en Canadá, el país de origen de Tim Hortons, ya está levantando ampollas en Estados Unidos.La tasa impositiva que paga actualmente Burger King es del 35%, la cual se verá reducida el 15% cuando desembarque en el país vecino. Por ello, son muchas las voces que ya se están levantando contra la compañía acusándola de huir del peso impositivo estadounidense.
Ante estas acusaciones, Burger King se defendido a través de su página de Facebook argumentando que el acuerdo "no es una huída de los impuestos estadounidenses", y ha asegurado que seguirá pagando los impuestos que le correspondan en territorio nacional. De hecho, ha dejado una curiosa frase para defender esta postura: "El Whopper no se va a ninguna parte".
Las críticas han llegado desde el mismo Senado, donde el demócrata Carl Levin ha señalado que esta operación "es un ejemplo de por qué el Congreso no debe esperar más para frenar este tipo de acuerdos que evitan en el pago de impuestos". El Partido Demócrata ya ha criticado en más de una ocasión las transacciones de este tipo que implican el cambio de nacionalidad corporativa.