Miles de rodaballos morían en silencio en la mayor granja de cría en cautividad que Pescanova tiene en Portugal mientras la marca conservaba intacta su imagen de empresa rentable e innovadora y los analistas recomendaban sin reservas la compra de las acciones.
Viernes, 26 de Abril de 2013 - 11:50 h.
Unos meses después, diferencias entre la dirección, los auditores, algunos consejeros y los bancos acreedores desvelaron un complicado entramado financiero que esconde miles de millones de euros de deuda y que ha provocado un procedimiento de insolvencia y la suspensión de los gestores.
"La gente está muy preocupada, no es posible que una empresa tan seria, que ha dado tanto dinero... la gente no se lo puede creer", explica el párroco de Baiona, un pequeño pueblo en el suroeste de Galicia resumiendo la preocupación ciudadana en la que es considerada la segunda empresa nacional de la región tras Inditex.
Pese a su carácter anticíclico (platos preparados de bajo precio), márgenes del 11 por ciento, más de 10.000 empleos directos, facturación multimillonaria y caladeros en los mejores océanos, la sociedad ha iniciado concurso de acreedores con una deuda declarada que supera en 1,8 veces el beneficio operativo.
Las primeras tensiones de tesorería se produjeron después de que algunos proyectos, particularmente en la acuicultura -con grandes inversiones y subvenciones-, no rindiesen como estaba previsto.
El grupo dijo recientemente que comunicó a los organismos competentes en Portugal dos siniestros en la factoría lusa de Mira que atribuye a un defecto en la construcción del sistema hidráulico y que provocaron pérdidas en 2011 y 2012, mientras intentaba vender sin éxito su filial chilena de cultivo y producción de salmón y se deshacía hace unos días de algunos activos de cría de camarones en Ecuador.
Pero más allá de la pura marcha del negocio, el cierre del hasta hace poco inagotable grifo bancario y la supuesta contabilidad oculta están detrás de un drama que puede arrastrar a decenas de filiales en medio mundo y a una enorme lista de proveedores, desde empresas químicas a fabricantes de pienso o pescadores.
EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS
La empresa que revolucionó la pesca en 1960 con el primer buque congelador del mundo reconoció públicamente hace unas semanas una contabilidad B que disparó todas las alarmas y su presidente, Manuel Fernández de Sousa, desveló fuera de plazo que había vendido la mitad de su participación ocultándoselo al consejo y al regulador bursátil.
"Hemos detectado discrepancias entre nuestra contabilidad y las cifras de deuda bancaria, discrepancias que pudieran ser significativas", dijo el 12 de marzo pasado Pescanova desencadenando una suspensión sine die y el proceso concursal.
Fuentes bancarias y próximas al proceso de investigación explican que la deuda del grupo puede superar los 3.000 millones de euros frente a los 1.600 millones de euros declarados en el último resultado conocido, a septiembre de 2012.
Un mes después de reconocer el desfase y sin que ninguna autoridad decretase todavía medida cautelar alguna contra los gestores, Fernández de Sousa desveló que entre diciembre y febrero vendió un siete por ciento del capital sin notificarlo ni ajustar su presencia dominical en un órgano de gestión durante décadas controlado por su entorno.
En el auto del concurso, el juez Roberto Cruz Álvarez aludió a una situación "ingobernable" y mencionó irregularidades en la documentación presentada que, inicialmente, todavía otorgaba al presidente un 14 por ciento del capital y que mostraba un desfase de pasivo de 88 millones de euros, datos que fueron subsanados en la documentación adicional requerida por el juzgado.
"Presumiblemente parece un caso grave de mala praxis, la empresa no puede tener pasivos ocultos, comunicaciones pendientes desde hace años...", explicó un abogado concursal y catedrático que añadió que los procesos por sanciones graves abiertos por la CNMV (por la no presentación de cuentas, movimientos accionariales y falta de información) fueron tomados en cuenta en el auto.
Pese a reiterados intentos para conseguir la versión de su presidente o algún directivo, Pescanova no quiso hacer comentarios ni valoraciones. Tampoco quisieron dar su versión de los hechos los auditores BDO o KPMG.
Con KPMG ejerciendo de "policía" con su auditoría forense las investigaciones han desvelado numerosos cambios de titularidad (del presidente y de su hijo) en el registro mercantil de varias empresas del grupo en los últimos meses.
Una fuente financiera conocedora de las investigaciones confirma además una información publicada por el diario El País, según la cual el grupo habría "aparcado" parte de la deuda oculta en empresas con participación minoritaria que no son objeto de auditoría.
Con los bancos acreedores, algunos de los dueños parciales y consejeros relevantes y accionistas minoritarios agrupados en contra de la empresa, muchos hablan de la forma de gobernar del presidente de la firma, que podría también enfrentar un proceso penal al trasladar la CNMV una parte de la investigación a la fiscalía.
"Asombrosamente pasan los días y todavía no hay una foto clara de lo que está pasando (...) está claro que se han cometido enormes errores". Así resumía el jueves el consejero delegado de Sabadell -uno de los principales bancos acreedores- la "insólita" situación.
EL PODER Y LA ENDOGAMIA
"Estamos sorprendidos. El presidente es muy bueno y generoso, y muy trabajador. Tenemos mucha confianza, mucha confianza. Mira qué bonito está todo esto... no se puede echar a perder", explicaba hace unos días con lágrimas en los ojos una empleada de la tienda que hay en la fábrica de Redondela.
Unos días después de estallar el escándalo, dos empleadas leyeron ante la prensa -sin aceptar preguntas y respaldadas por decenas de trabajadores en la misma fábrica- un comunicado en el que alabaron la gestión del presidente y pidieron que parasen las "campañas interesadas". La comunicación estaba refrendada por el comité de empresa.
Un ex alto directivo de la firma que, como muchos otros, no quiere decir su nombre por miedo a represalias, calificaba de "autoritaria" la forma de gestión del ya destituido presidente.
"No crea equipos, toma él directamente todas las decisiones y tiene un equipo muy fiel que nunca le contradice", dijo.
En el estallido de la crisis, una empresa externalizada de Pescanova despidió a uno de sus directivos, esposo de una redactora del diario Expansión argumentando, según el propio implicado, que el despido era dictado por la dirección de Pescanova a raíz de la información publicada en el diario.
En el barrio obrero de Teis en Vigo, hasta quince trabajadores de Pescanova reunidos en una asamblea vetada a la prensa rehusaban hace una semana hacer declaraciones a Reuters mientras una persona presente en la sala explicó que entre los trabajadores había preocupaciones sobre si una manifestación que acordaron convocar no sería "demasiado radical".
A la misma hora, a pocos kilómetros de allí, miles de gallegos -en una región con un 21 por ciento de paro entre su población activa y tradicionalmente con una clase obrera reivindicativa- se concentraban en el centro de Vigo en protesta por el escándalo de las preferentes.
Las mismas cajas que colocaron a través de su red entre particulares sin cultura financiera complejos productos financieros -como las preferentes o deuda híbrida que les provocarán fuertes pérdidas- se encuentran en el origen de la crisis de Pescanova, explican diversas fuentes.
"El presidente de Pescanova ha vivido en la impunidad durante muchos años con las cajas y sus vínculos políticos como únicos socios y si tenía problemas puntuales de liquidez, las cajas le prestaban, con la Xunta agilizando los trámites", explica a Reuters el antiguo directivo de la firma.
Nombrado "gallego del año" por el Correo Gallego en octubre de 2010 como "paradigma de emprendedor y triunfador", Fernández de Sousa heredó el negocio paterno asumiendo en la década de los 80 la presidencia y la puesta en valor de la empresa con una salida a bolsa en la que retuvo el control de la sociedad gracias a su propia participación del 24 por ciento y a la compra de un 25 por ciento por parte de las cajas gallegas.
"Durante décadas tuvo el control del consejo, con familiares y miembros afines, pero esa endogamia se vio amenazada cuando las cajas tuvieron que vender", explicó una fuente bancaria.
La crisis de la banca que llevó a Europa a otorgar un crédito extraordinario de hasta 100.000 millones de euros a España acabó con los excesos faraónicos, la burbuja inmobiliaria y el modus vivendi de muchas empresas locales que crecieron bajo la generosa financiación de las cajas de ahorros.
Entre mayo y junio de 2011, las dos cajas gallegas ahora unidas bajo el paraguas de la nacionalizada NovaGalicia Banco -que llegaron a tener más de un 30 por ciento del capital- se deshicieron de toda su participación.
Fernández Sousa, que ocupa el puesto 14 en la lista de los gallegos más influyentes que elabora anualmente el Correo, tenía vínculos tan evidentes con las cajas que ocupó un puesto en el consejo de administración de la también gallega Unión Fenosa en representación de Caixa Galicia entre 2002 y 2005. Intentó hacerse con una parte de las acciones para retener su posición, comprando inicialmente un cinco por ciento del capital, con las acciones en niveles próximos a máximos históricos.
Pero la caída de la acción, el salto de determinadas garantías asociadas a sus créditos y la falta de liquidez obligaron al empresario a vender un 4 por ciento al fondo Luxempart mientras que la cervecera Damm fue el otro accionista relevante que cambió el dibujo de la propiedad aprovechando la salida de las cajas y una ampliación de capital.
Juntos, estos accionistas configuraron el primer escollo crítico al presidente solicitando detalles de cuentas, negándose a firmar las de 2012 y manifestando públicamente sus diferencias a través del regulador bursátil.
"La salida de las cajas, la falta de crédito fácil y la entrada de accionistas que piden explicaciones y datos desencadena el escándalo", opina un analista bursátil.
TELARAÑA EMPRESARIAL
Según datos del registro mercantil, la matriz Pescanova S.A., tiene participaciones declaradas en 89 sociedades en una veintena de países.
El negocio pesquero del grupo, con caladeros desde Argentina a Namibia y plantas de cultivo y producción desde la Tierra de Fuego a Portugal, requiere de una amplia gama de sociedades en los países en los que opera en forma de joint-venture o asociaciones.
"Tiene muchas filiales en todo el mundo y al final si está engañando con una cuentas ficticias de sus filiales a su propio consejo de administración y a todos sus accionistas, al final pone en peligro los puestos de trabajo de los empleados que trabajan con sueldos bastante modestos", especula Xabier Vence, portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego.
En el caso de empresas con participaciones declaradas inferiores al 49 por ciento en las que no ejerce control efectivo (denominadas asociadas), los auditores solo pueden acceder a la información de inversión y no a la de deuda ni a la operativa de la sociedad. Teóricamente, el desfase del pasivo podría estar oculto en empresas asociadas en las que, a través de una sociedad pantalla, Pescanova controlase de forma efectiva pese a declarar participación no mayoritaria.
El escándalo contable de la estadounidense Enron, por ejemplo, tuvo su origen en el traslado temporal de deuda multimillonaria durante el periodo de auditorías a participadas con minoría y su posterior recompra finalizado el proceso, explica a modo de ejemplo un experto en auditoría.
ACCIÓN CONGELADA
El recorrido de la acción de Pescanova - un valor que hace seis meses tenía cuatro recomendaciones de "fuerte compra", otras cuatro de "compra" y una de "mantener" - ha sufrido una pérdida de más del 66 por ciento de su valor desde las primeras revelaciones con una capitalización bursátil de 168,7 millones de euros desde los casi 500 millones que contabilizaba quince días antes.
"Estábamos escandalizados con las noticias del auditor y pudimos vender nuestra participación", explicó a Reuters Alexandra Morris, senior manager del fondo noruego ODIN, que hace unas semanas tenía un 0,68 por ciento de Pescanova.
Pero la mayoría de los accionistas, "atrapados" con la cotización congelada desde mediados de marzo, esperan como los acreedores, políticos, reguladores y empleados la solución a un proceso que se presume largo y complejo.